Organizada por el Ayuntamiento de
Albendea, dentro del programa “Agosto cultural”, en el que también colabora la
Asociación de jóvenes del municipio, se ha realizado una visita guiada a la
Ermita-mausoleo de Llanes. La dirección de la visita corrió a cargo de Jesús
Blanco, licenciado en arqueología y estudioso de los yacimientos arqueológicos
de Albendea y alrededores.
Jesús Blanco realizó una minuciosa y
magistral exposición de la historia de la Ermita mausoleo de Llanes. Nos ilustró
sobre el momento de su construcción, en el siglo IV de nuestra Era, asociada a
una villa romana, su funcionalidad como mausoleo, lugar de enterramiento, pero
también de culto y memoria, así como sobre los materiales y la estructura de su
construcción.
Tras conocer los aspectos generales
del edificio, Blanco nos explicó a los asistentes los diferentes usos de su
parte inferior, la cripta, a la que se accede por una rampa por donde se
introdujo el cuerpo del difunto. En esta rampa de acceso se colocó una
plataforma metálica para facilitar el paso de los visitantes, pero fue
sustraída hace unos pocos meses, lo que ya se ha denunciado por parte del
Ayuntamiento como posible delito contra el patrimonio histórico. En esta
cripta, cuyo primer uso fue contener al difunto, como hemos dicho, se construyó
un baptisterio tras su pérdida de funcionalidad como enterramiento. En este
baptisterio se iniciaban en la fe cristiana los allí bautizados, por medio del
bautismo de inmersión, forma de ofrecer el bautismo en los primeros tiempos del
cristianismo.
Tras la reconquista se construye una
iglesia en la que el mausoleo pasa a formar parte de su ábside, donde se coloca
el altar para las ceremonias. Debió existir en la vega de Llanes una pequeña
población, que desapareció algunos siglos después sin que sepamos el motivo,
cuyos habitantes irían a vivir a Priego y Albendea, las poblaciones más
cercanas. Es entonces cuando se abandona definitivamente el mausoleo, que se
utilizó de cementerio, basurero y refugio de viandantes.
Este edificio, debido a su valor histórico
y cultural, fue declarado Bien de Interés Cultural por la Junta de Comunidades
de Castilla-La Mancha el 28 de octubre de 2008, con categoría de Zona
Arqueológica, al ser el más claro ejemplo de la arquitectura funeraria romana
del siglo IV que se conserva en la provincia de Cuenca. Esta declaración supone
concederle a este edificio el máximo valor y protección que permite nuestra
legislación y lo sitúa a la vez bajo la tutela del Estado, que de esta manera
se obliga a garantizar su conservación.
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