18 dic 2024

ALBENDEA ES YA UN SÍ

 

ALBENDEA ES YA UN SÍ

Capítulo 1.- Desde la “Albendea vaciada” hacia una “Albendea llena”

Con varias entregas al “Noticiero de Albendea”, desarrollaré los aspectos que justifican el optimismo que declara el título de este primer capítulo.

Me pide D. Antonio Matea, que escriba algún artículo de colaboración en su “Noticiario de Albendea”. Accedo de inmediato. Pero me surge la pregunta de marras: ¿Sobre qué escribir, para que resulte ser atractivo y conveniente? La respuesta me aparece en un plis plas: sobre el presente y el futuro de Albendea. ¿Puede arrastrar el interés del lector? Estimo que sí. Pero… ¿de verdad que Albendea tiene un futuro, un buen futuro, perteneciendo a la “España vaciada”? ¡¡¡Claro que sí!!! Busquemos, busquemos y… encontraremos. ¡Ya lo creo que hallaremos buenas respuestas! Piensa querido lector junto a mí, y no seas incrédulo y pesimista, pues eso es derrota sin revancha. De hecho, fue mi ángel bueno, el que me llevó a este tema para el “Noticiero”, pero de entrada me aconsejó: - Mira querido Alberto, el futuro de un pueblo, comarca, provincia o nación, parte siempre de creer en la belleza de sus sueños y en el sentido de pertenencia de sus ciudadanos.

- Ok, ángel protector, pero cuídame por el bien de este mi pueblo. ¿Me lo prometes? - Mientras, oigo en mi interior la respuesta afirmativa del querubín custodio, me autocontesto. -Pues nada,… ¡adelante!

Vayamos por partes, veamos unas previas:

1.- Conocí a Albendea en los años 70, me domicilié durante 8 años, y desde entonces, me enorgullezco y me aumenta la estima, como si portara una medalla de oro prendida en el lado izquierdo de mi pecho. Me siendo albendurrio, vamos, como si fuese hijo parido en ella. Y me he preguntado a veces: ¿Qué méritos, y/o valores, y/o bienes, atesora esta menuda villa, para que, frente a otras poblaciones, con las que he tenido convivencia durante un tiempo respetable, no haya sido atraído de igual o parecida manera?

2.- Son 47 años los que me separan desde el fin de mis labores docentes en Albendea hasta el presente, pero sí que he mantenido una relación permanente con muchas familias y amigos, (muchas, demasiadas diría, buenas y entrañables personas y algunas ya se marcharon al Cielo, a las que les envío un abrazo fraternal) que me mantuvieron con una información puntual y actualizada de las novedades en Albendea. Pero… ¿queréis que os diga una cosa con pocas palabras, sobre lo que estoy observando y valorando últimamente, ya que, al estar fuera del bosque sin la obstrucción de los árboles, y trazando la visual desde las alturas, en parte, sólo en parte, obtengo quizás una información más objetiva y diferente, que sus propios habitantes? Ahí va:

3.- Contemplo que se está renovando con nuevas ilusiones, en línea de creernos que el pueblo puede y debe tener más y mejor vida, activando y construyendo líneas de resistencia frente a una bajada de hombros, porque dieron por perdida la batalla en muchas comarcas, de las coordenadas castellanas y/o alcarreñas, de la destrucción, incluso desaparición total, de sus pueblos. Albendea no firma la caída, sino que confía ciegamente en su porvenir ampliamente mejorado. ¡¡¡Nunca, jamás, hay que claudicar!!!

Es fundamental en la búsqueda de la grandeza y mejora del pueblo, tener claro y sin fisuras, que el número de sus habitantes no son los 150 aproximadamente que figuran en su censo, que serían los que pernoctan en las no-ches frías y no festivas de invierno, sino también hay que incluir a los hijos, nietos, biznietos, … de cepa albendurriana esparcidos por tierras españolas, incluso extranjeras, y sin olvido alguno de los que amamos a este bonito y entrañable pueblo. Todos por igual, todos a una, todos pongamos granitos de arena, todos nos necesitamos.

He observado en los más jóvenes, el reír a carca-jadas, disfrutar de lo lindo, participar sin distinciones, com-prometerse por vocación en y con su pueblo, que es el mismo que el de sus padres o abuelos. He hablado con autoridades municipales que no se cansan de buscar, proponer, activar, gestionar, valorar… acciones de mejora frente al futuro de Albendea, llenos de ilusión, sin parar en nuevas ideas y faenas, con confianza plena en lo que se responsabilizan. He visto y observado la serenidad, la prudencia, la alegría contenida o satisfacción conseguida, por querer


estar o vivir en su pueblo y dejar la vida urbana por un tiempo, aunque sea corto (de ahí, la construcción de nuevas viviendas y mejoras de los nidos familiares, aunque no sea nada más que para pasar unas semanas al cabo del año, y así poder respirar el aire puro; ser tratado como persona y no como número; recordar con añoranza tiempos de besos y lágrimas; desear no librarse el calzado de polvo o barro mientras se pasea o se corre con libertad entre matojos y caminos polvorientos). Y hay más cosas buenas, y más, y muchas más, amigos. Pensemos.

Concepto e historia de “España vaciada”.

Pero a todos nos sorprendió ese grito de denuncia, de SOS, de llamamiento para buscar el amparo del Estado, de rebeldía, y de no aceptación de dejar morir a nuestros menudos pueblos y aldeas irrepetibles, que son menores solamente por su número de habitantes, que conlleva el concepto de “España vaciada”.

Se inició el camino desde el significado de “España vacía”, término acuñado por Sergio del Molino en su libro con este mismo título en 2016, para describir un fenómeno histórico y estructural de la despoblación en España, y abandono por parte de las autoridades, que se inició en los años 60, tras la introducción de maquinaria de labor, el tractor fundamentalmente, y el desarrollo de la industria y el tejido comercial alejadas del ámbito rural, provocando una gran inmigración interior hacia las zonas urbanas, dejando vaciados y desatendidos nuestros queridísimos pueblos. Las características de esta “España vacía” son: despoblación; alta tasa de envejecimiento y baja natalidad; evolución de los núcleos rurales con densidades de población bajas o muy bajas, llegando a ser menos de 10 habitantes por km² (Albendea tiene un índice actual de 3,4 h. por km2); falta de oportunidades en el empleo; déficits de inversión en infraestructuras; limitación de acceso a servicios de transportes públicos; deficientes servicios sanitarios; ruptura de la igualdad de oportunidades en educación; generalización de nulos servicios bancarios; probable falta de calidad en internet de alta velocidad; pérdida de costumbres, tradiciones, y patrimonio cultural; etc. Y, sobre todo, porque se ponía encima de las mesas rectoras y gubernativas el siguiente razonamiento que es muy injusto, y de mala leche, pero que ha calado en el pensamiento de muchas personas: ¿Por qué invertir en los pueblos para cuatro gatos que quedan? (¡Qué desprecio tan intolerable!).

Pero de inmediato apareció otro término similar en la expresión, pero muy diferente al tratar de corregir injusticias. Llega la idea de “España vaciada” que es el movimiento social y político que busca: Inversiones en infraestructuras y servicios públicos para equilibrar el desarrollo territorial; políticas que incentiven la repoblación y el emprendimiento rural; promoción de la sostenibilidad en las zonas rurales; descentralización administrativa y una mayor participación local en las decisiones políticas. Este concepto ha ganado relevancia en el debate público español y ha impulsado la aparición de partidos y plataformas regionalistas que buscan dar voz a estas zonas olvidadas (“Teruel existe”, es un ejemplo en la línea que hablo. ¿Tiene Albendea un slogan reivindicador?).

Capítulo II: “Albendea está llena” de valores, bienes, patrimonio cultural y artístico.

Continuará en una segunda entrega que aparecerá en “Noticiario de Albendea” en las próximas fechas.

 Alberto Morales Guillén

 


Alberto Morales Guillén nació en La Puebla de Almoradiel (Toledo).

Está casado con María Latorre Yuste, natural de Cuenca, y son ambos padres de dos hijos, Alberto Gustavo y Esther.

Alberto fue maestro de Albendea desde el 1 de septiembre de 1969 al 31 de agosto de 1977.

Aunque abandonó Albendea hace muchos años, nunca ha dejado de estar en contacto con el pueblo y sus vecinos.

De hecho Alberto se siente albendurrio de corazón.

Aleberto es Licenciado en Filosofía y Letras y en Psicología.

Actualmente jubilado, fue profesor por oposición de Lengua y Literatura Castellana e Inspector Nacional de Educación por oposición durante 18 años.

 


 

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