15 ago 2011

ALBENDEA, ENTRE LA ALCARRIA Y LA SERRANÍA

ALBENDEA, ENTRE LA ALCARRIA Y LA SERRANÍA























A Gema Ocaña, mi amiga.
Sin su ayuda no hubiese podido concluir la composición de estas páginas.
Esta mujer hiperactiva se desvive por las cosas de su pueblo.
Trabajadora incansable, todos acuden a ella para pedir solución a sus problemas.
Y ella, generosa siempre, se ofrece, sin rehuir jamás la ayuda pedida.

ALBENDEA           













GEMA MIRANDO A LA VEGA DE LLANES

          
         INTRODUCCIÓN
         Albendea es un municipio de La Alcarria conquense, una comarca que se extiende por la zona noroccidental de la provincia de Cuenca. Situado a unos 65 kilómetros de la capital, a tiro de ballesta de la Serranía de Cuenca, está poblado de olivos, pinos, chopos y carrascas, que son regados por los ríos Guadiela y Escabas, y otros arroyuelos, como el San Juan, que hacen fértiles sus pequeños huertos.
         “Sobre el valle de las Olivas, en la Hoya del Infantado, frente a las sierras de Priego y Alcantud, en una pequeña altura con alegres vistas a la hermosa vega que la rodea se levantan las casas de Albendea”.
         Así describía el pueblo Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico-estadístico-histórico, editado en Madrid entre 1845 y 1850, con el objeto de “que se conozca lo que vale y lo que puede la magnánima nación española”, como dictaba el mismo Madoz en la dedicatoria que le hacía a la reina Isabel II.
         Su situación a las mismas puertas de la Serranía conquense y a pocos kilómetros de los embalses de Buendía y Entrepeñas, el llamado “Mar de Castilla”, le lleva a ser un enclave privilegiado para el turismo rural, un turismo en alza durante los últimos años, que permite a muchos pueblos salir de un estancamiento iniciado hace décadas. Hay que añadir el paso por la población de la llamada Ruta de la Lana, un antiguo camino de trashumancia, utilizado para el comercio de la lana e integrado en el llamado Camino de Santiago de Cuenca. Es común ver por el pueblo el tránsito de peregrinos con sus bastones en la mano y mochilas a la espalda, que buscan con su peregrinación a la tumba del Apóstol la tranquilidad de sus espíritus y la salvación de sus almas.
         La privilegiada naturaleza de Albendea, con los dos ríos citados anteriormente, que guardan numerosos rincones de gran belleza natural a lo largo de sus cauces, en los que se pueden realizar numerosas actividades relacionadas con el turismo acuático, y la existencia de algunos edificios de gran valor cultural, como la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, la ermita de la Virgen de la Vega y el Mausoleo Ermita de Llanes, declarado, este último, bien de interés cultural en 2008, hacen de este pueblo un lugar atractivo, con muchos valores naturales y culturales que ofrecer al visitante.

 ALBENDEA DESDE EL AIRE
           
         HISTORIA
         No hay muchos datos sobre la historia de Albendea.
       Se cree que lusones, arévacos, lobetanos y olcades anduvieron por estos lares. Este último pueblo, los olcades, dieron el nombre de Olcadia a la zona que habitaron, de donde se cree que deriva la palabra Alcarria. Otros autores opinan que el origen del vocablo Alcarria es árabe y significa lugar alto, raso y sin vegetación.



CERRO DEL CASTILLO (RESTOS DE LAS MURALLAS)
                               
        Algunos de los restos más antiguos hallados dentro de la jurisdicción de Albendea se encuentran en el Cerro del Castillo, junto a la carretera de Priego, donde existió un pequeño castro celtibérico. Habitado durante las edades del Bronce y del Hierro, en él se pueden apreciar fácilmente los restos de sus murallas, de algunas edificaciones y algún silo para guardar el grano. Cerca de este cerro, en la prolongación del mismo, se ha descubierto una necrópolis, que se cree del periodo godo, en la que se pueden ver numerosas tumbas abiertas excavadas en la roca, con grandes losas de piedra anexas que sirvieron para cubrirlas. En esta necrópolis se hallaron unos pendientes de oro fabricados en orfebrería visigoda, actualmente en el Museo Arqueológico de Cuenca. 

     













SILO EN EL CERRO DEL CASTILLO
 


NECRÓPOLIS VISIGODA

 















PENDIENTES DE ORFEBRERÍA VISIGODA
        
       Durante la dominación romana Albendea quedó incluida en la denominada Hispania Citerior, pasando a formar parte más tarde de las provincias Tarraconensis y Cartaginensis. De esta época romana se conserva el mausoleo de la llamada ermita de Llanes, edificio que ha sido declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Arqueológica en 2008 por el Consejo de Gobierno de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Esta declaración de Bien de Interés Cultural es la máxima categoría de protección de un bien cultural que contempla nuestra Ley de Patrimonio Cultural, aunque la ermita permanece sin vallar y sin ningún tipo de protección. 

 

MOLINO DE MANO Y BASA DE COLUMNA ROMANA

         El origen de esta ermita es en realidad un monumento funerario construido en el siglo IV de nuestra Era, vinculado a una suntuosa villa romana, situada a un centenar de metros de este edificio, de la que se hallaron restos de mosaicos, columnas y viviendas. Conserva este templo un ábside y restos de un muro, construidos en cal y canto, con algunos sillares y una bóveda de ladrillo. Debajo de toda la estructura se encuentra una cripta que presenta planta de cruz griega, cuyos brazos se cubren con cuatro bóvedas de cañón de ladrillo revocado. Tras su uso como mausoleo fue cabecera de una ermita románica, que terminó abandonándose con el tiempo, utilizándose más tarde de habitación de transeúntes, pesebre y refugio de pastores.
         En su excavación se recuperaron un par de anillos de plata y algunos restos humanos de época medieval, así como algunas estelas funerarias, lo que muestra su uso como cementerio. Aún se puede ver parte de una pila bautismal, con unos pequeños canales que surcan el suelo para evacuar el agua de los bautismos, y se han podido documentar algunos mosaicos que aparecieron junto a los muros de la cripta.
         El estado actual de este edificio es de abandono y no es visitable, ya que requiere una urgente actuación de consolidación para reafirmar su estructura y adecuar el edificio y su entorno. También es necesaria su protección, de manera que sólo pueda accederse a él con autorización, para poder evitar posibles expolios y destrucciones.

 
   MAUSOLEO ERMITA DE LLANES

 
 MAUSOLEO ERMITA DE LLANES

     BAJADA A LA CRIPTA
 
INTERIOR DE LA ERMITA DE LLANES

            Acabada la dominación romana y tras el paso del periodo visigodo los árabes extendieron su dominio por toda la Península Ibérica. Albendea formaría parte de la cora de Santaveria o Santabariya, ciudad localizada cerca de la población hispano-romana de Ercávica, en el denominado castro de Santaver, junto a la ribera izquierda del río Guadiela. Esta cora o provincia era administrada por la familia Banu Dil-Nun, una familia bereber de la tribu hawwara, llegada a la península con los primeros conquistadores. Durante la segunda mitad del siglo IX esta familia llegó a controlar gran parte de lo que actualmente es la provincia de Cuenca desde su centro de poder de Santabariya. Entre el territorio que controlaban se encontraban las poblaciones de Uclés, Huete, Cuenca, Huélamo, Valera, Alarcón e Iniesta
         Albendea sería un pequeño poblado fortificado, aprovechando la defensa natural que supone el barranco del río San Juan. Una muralla ya desaparecida protegería a sus habitantes de posibles incursiones cristianas y a su guarnición, que posiblemente tendría enlace visual con algún núcleo de vigilancia situado por encima del río Guadiela, quizás en el Cuarto de la Mora, un montículo amesetado que está hueco por dentro.
         Tras la caída de Toledo en manos de Alfonso VI en 1085, al-Qádir, el último rey musulmán de esta ciudad, se retiró a Huete, antes de establecerse como rey en Valencia. Tras su muerte en 1091, tanto Huete como sus tierras particulares al sur del Tajo pasaron a manos de Álvar Fáñez de Minaya, hombre del Cid y uno de los capitanes del rey Alfonso VI, que posiblemente conquistaría también las tierras que luego se conocerían como Hoya del Infantado, entre las que estaba Albendea. Sin embargo, con la llegada de los almorávides y la derrota cristiana en Uclés en 1108, estas tierras pasarían de nuevo a poder sarraceno.
       Tras el definitivo control cristiano al debilitarse el poder muslímico, Albendea quedó incluida en la jurisdicción de Huete, población de gran valor estratégico para las sucesivas conquistas cristianas. A partir del año 1139 se comenzó a repoblar esta zona con gente cristiana venida del norte, aunque la población no se consolidó hasta la caída de Cuenca en manos de Alfonso VIII en el año 1177.
        En el año 1537 Albendea se desvincula de Huete mediante un privilegio de villazgo, estampado en una carta escrita en pergamino, concedido por el emperador Carlos V y su madre la reina Juana. Así se le concedía jurisdicción civil y criminal y se otorgaba al pueblo poder y entera facultad para poner y tener horca y picota, cepo, cárcel y cadera y cuchillo y azote y “todas las otras insignias de jurisdicción que las villas sobre si destos nuestros Reynos pueden y deben tener y usar”.
         El principal motivo en que fundamentaban los monarcas esta concesión de villazgo, según reza el pergamino, era la larga distancia de siete leguas que había a la villa de Huete y las muchas costas y gastos en ir a juicio a dicha ciudad, así como el pago de noventa mil novecientos maravedíes con los que contribuyeron los vecinos para ayudar a los gastos del reino en sostener las galeras “contra los infieles y enemigos de nuestra santa fe católica”.
        En ese pergamino se dice que Albendea cuenta en ese año de 1537 con ciento ochenta vecinos, lo que supondría una cifra aproximada a los 700 habitantes, “y se espera que crezca en población”, según dice el documento. Aunque en el Catastro del Marqués de la Ensenada, llevado a cabo entre 1750 y 1754, no se muestra ese crecimiento esperado, pues en él se dispone que Albendea cuenta con 164 vecinos, contando labradores, jornaleros, menores, viudas, oficiales y pobres de solemnidad, así como tres hidalgos y tres clérigos. Esta cifra de vecinos desciende a 120 en las citadas descripciones de Pascual Madoz, que identifica entonces con 477 almas. 

 
PRIVILEGIO DE VILLAZGO (1537)

CUARTO DE LA MORA

         Hoy los censos ya no hablan de vecinos, sino de habitantes, aunque si Albendea nunca ha tenido una cifra de población demasiado alta, esa cifra se ha ido reduciendo desde mediados del siglo XX, pues de los 621 habitantes con que contaba en 1949, sólo quedan poco más de 160 en la actualidad. El gran éxodo rural comenzado a mediados de ese siglo XX se ha dejado notar en casi todos los pueblos de nuestra geografía, lo que ha ido despoblando, y en muchos casos arruinando, nuestros núcleos rurales. Aunque en los últimos años parece que aquellos que tuvieron que abandonar sus pueblos vuelven a ellos, al menos a construirse una segunda vivienda que les mantenga unidos con sus orígenes. Otros más llegan atraídos por la belleza de estas tierras y la hospitalidad de sus gentes, por la tranquilidad de sus campos y la pureza de sus aires, huyendo de los rigores y aglomeraciones de la gran urbe.
         Recientemente se ha creado un Consejo Local de Sostenibilidad, constituido dentro del Plan de Acción Comarcal de la denominada Agenda 21, un órgano de participación ciudadana presidido por el alcalde, en el que también se integran los representantes de las asociaciones privadas del municipio. Este Consejo tiene como objetivo principal conseguir el desarrollo sostenible de Albendea, llevando para ello a cabo todas las acciones necesarias que supongan su desarrollo económico, la conservación del medio ambiente y el patrimonio cultural, la formación de la población, etc., intentando involucrar en su programa a todos los vecinos. De esta manera, con el desarrollo del pueblo, se pretende evitar también de manera indirecta que siga creciendo esa gran lacra que es la emigración y que la población joven se marche, implantando en el municipio alternativas de ocio y trabajo que se buscan fuera.

   CORRAL DE LA GUADALUPE

 CALDERAS DE DESTILAR ESENCIA DE ESPLIEGO

ALBENDEA DESDE EL CERRO DE LAS CRUCES 



CORRAL DE FLORENCIO

COLMENAS EN LA PEÑA BRADÁ

         QUÉ VISITAR EN ALBENDEA
         El turismo rural ha experimentado un notable auge en nuestro país en los últimos tiempos. Esta tipología de turismo está muy unida al medio natural, pues se busca en el campo algo que no encontramos en la ciudad, como son los paisajes, practicar determinadas actividades al aire libre y observar la fauna o la vegetación propias de los espacios naturales. Pero también el medio rural tiene muchos recursos culturales que ofrecer al viajero, testigos de su historia y de su paso por el tiempo, y muchos otros atractivos, como son la gastronomía, el folklore, las tradiciones populares o sus muestras de artesanía popular.
         Albendea tiene todos estos valores que permiten impulsar el turismo en la población, aunque si extendemos la superficie a toda la comarca, los recursos de que dispone aumentan la valía del conjunto del área visitable.
         Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
         La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción es un templo de origen tardorrománico, posiblemente del siglo XIII, que ha sufrido numerosas ampliaciones y reformas a lo largo de los años, lo que ha desfigurado su aspecto original. Formada por tres naves, de las que las laterales se separan de la central por seis arcos ojivales, sólo se conservan de su construcción inicial esta nave central y el ábside semicircular sobreelevado.
                La construcción de la iglesia se realizó en mampostería, rematada con sillares en las esquinas y algunos contrafuertes que le dan cuerpo y consistencia. Destacan del exterior su espadaña de estructura romanizante, las dos portadas que dan acceso al interior, dos ventanas en aspillera y una placa que recuerda a los caídos por Dios y por España en la última Guerra Civil española, como si la reconciliación de los españoles tras el fin de la dictadura del general Franco no hubiera llegado jamás a este templo cristiano.
         Con un recinto murado en su zona meridional, al que se accede por un arco de medio punto, de aspecto indudablemente románico, levantado en época reciente con unas dovelas encontradas al excavar los exteriores de la iglesia, se halla en este recinto una portada abocinada con arco de medio punto de entrada a la iglesia, con tres arquivoltas de cordón apoyadas en finas columnillas de pequeño capitel. La otra portada de acceso, por la parte norte, se encuentra entre dos contrafuertes y su cierre se ha resuelto con un simple arco de medio punto adovelado
         En su interior destaca el baptisterio, situado junto  a la entrada sur, con una pila bautismal de piedra de tradición románica, y la capilla de los condes de Marañón, que remata la nave lateral meridional. En la bóveda de esta capilla tiene esculpido en piedra el escudo de la familia Marañón, rodeado de flores también en piedra, y hay una tumba en el suelo de algún benefactor de esta familia. El retablo de la capilla es una obra de bella mazonería plateresca, del segundo tercio del siglo XVI, del que se desconoce su autor, considerado por los expertos como uno de los más valiosos de los que se conservan en tierras conquenses.
         Para visitar la iglesia hay que pedir las llaves a Pilar Calvo, custodia del templo, o bien esperar al domingo, único día en que se abre al culto religioso. Pero hay que tener cuidado con la Dionisia, pues si nos ve disparar nuestras cámaras fotográficas intentará impedir por cualquier medio, incluso sujetándonos el brazo, que robemos con nuestras máquinas las imágenes del templo.

  IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
 IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
 
IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN

 IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
 
 IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
 
   IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN

  IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
 IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
 IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
 
IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN

         Ermita de la Virgen de la Vega
         Aparte de la abandonada ermita de Llanes y la iglesia parroquial, Albendea cuenta con otro templo cristiano abierto al culto, la ermita de Nuestra Señora la Virgen de la Vega, situada, según Madoz, “a tiro de bala camino de San Pedro”. Emplazada junto al río San Juan, su construcción es sobria, pero es un edificio muy coqueto, hasta el que todos los años, para las fiestas de septiembre, se celebra una romería, en la que todo el pueblo lleva a la Virgen en procesión. El interior de la ermita es de reducidas dimensiones, por lo que sólo permite el paso a unas pocas personas, pero el lugar donde se ha construido, junto a la vega del río, lo convierte en un sitio muy atractivo que bien merece una visita.
         En el Catastro del Marqués de la Ensenada, de 1752, se dice que Albenea contaba entonces con tres ermitas, la de la Virgen de la Vega, la de San Juan y la de San Marcos, situada cerca del paso del río Guadiela por el viejo camino de San Pedro Palmiches.

ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE LA VEGA
 ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE LA VEGA

 PROCESIÓN A LA ERMITA DE LA VIRGEN DE LA VEGA

 PROCESIÓN A LA ERMITA DE LA VIRGEN DE LA VEGA

         Sus calles y sus casas
       Sobre el origen del topónimo de Albendea existen diferentes versiones, que se pueden hallar en Internet, fuente de información inagotable, pero que siempre hay que poner en cuarentena. Unos dicen que el origen del nombre del pueblo es romano, y viene de Alba in dea, o diosa blanca, otros creen que su origen es árabe, procedente de Al-Bend, que significa abanderada o bandera, y otros más que viene de la palabra albenda, que según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua significa colgadura de lienzo blanco usada antiguamente, que posiblemente se fabricaron en el pueblo. Pero todo ello son sólo elucubraciones y meras opiniones, carentes de fuerza documental alguna.
         Cuenta una leyenda que los primeros habitantes del pueblo vivieron junto a la ermita de Llanes, templo en el que se practicaba el culto y se alababa a Dios Nuestro Señor. Pero tras la celebración de una boda, los vecinos abandonaron el lugar y se dirigieron a fundar una nueva población en su actual emplazamiento. Dicen que los novios que se unían en aquella ceremonia invitaron a todos sus convecinos, excepto a una mujer, que era tan fea, con un aspecto tan horrible, que provocaba la repulsión de los demás habitantes del pueblo. Esta mujer, que era tenida por bruja, por despecho a sus vecinos decidió poner un veneno en la comida que se servía a los comensales del banquete que siguió a la ceremonia religiosa, causando una gran mortandad entre los asistentes. Los que sobrevivieron a aquella masacre, tras vengar la muerte de sus familiares y amigos y castigar a aquella malévola bruja, decidieron abandonar aquel lugar de muerte y terror y fundar un nuevo pueblo en su actual emplazamiento.
         El paseo por las calles de Albendea, algo que no debe dejar de hacer el visitante, y su emplazamiento sobre una elevación del terreno, nos lleva a deducir su pasado medieval. Son calles estrechas, por las que huele a leña quemada de las chimeneas, entre las que se halla una tranquilidad difícil de encontrar en otros lugares de nuestra provincia. En este pueblo alcarreño la vida se vive despacio, tranquila y pausada, sin las prisas y los estreses de la gran ciudad, exceptuando a Gema, claro, la bibliotecaria, que siempre multiempleada y polifacética anda liada de aquí para allá con las cosas del pueblo, pueblo al que se siente unida de por vida y no cambiaría por ningún otro lugar del mundo.

CRUZ DEL CALVARIO
 
CRUZ DEL CALVARIO
 
AYUNTAMIENTO
Se pueden ver por estas calles de Albendea casonas antiguas enrejadas, algunas de ellas con cierto toque señorial, aunque las fachadas descuidadas producen sensación de abandono. El sabor a ruralismo y a auténtico pueblo, pueblo, dicho esto con redundancia, pero en el mejor y más grande de los sentidos, a auténtico pueblo de La Alcarria, algo ya difícil de encontrar en otros pueblos alcarreños, aún se puede disfrutar en Albendea, un sabor y un aroma que se hermana con la magia del campo y con costumbres antiquísimas que vienen del origen de los tiempos.
       El Ayuntamiento de Albendea ha iniciado recientemente un plan de embellecimiento del pueblo, con el fin de mejorar las fachadas de las viviendas y que se pueda dar una imagen más hermosa y más cuidada. Con esta campaña se pretende que los vecinos que deseen mejorar el aspecto de sus casas pongan el material necesario para pintar y adornar las fachadas, cubriendo el Consistorio la parte correspondiente a la mano de obra.
       Se entra al pueblo por el Paseo de la Carrera, que parte frente al Parque de la Cañada, lugar de ocio, barbacoas y esparcimiento, en el que se sitúa el frontón, el campo de fútbol sala y la piscina. Cerca de la entrada, junto a la parada de autobús, se encuentra la bajada a la Fuente Vieja, que aunque sea tan vieja aún regala generosamente sus aguas para calmar la sed del peregrino. Más arriba de la fuente se puede ver la cueva del Tío Rey, un gitano que habitó en ella con su esposa Benita durante un tiempo. Más tarde se fue a vivir a otra covacha más amplia y confortable, situada por detrás de la iglesia, cuya entrada mira hacia la vega del río San Juan, en la que llegó a meter la mula que tenía. Dicen que este Tío Rey se llamaba Ángel, aunque realmente en el Registro Civil constaba como Carmen, arterías y triquiñuelas que se hacían antes para eludir el Servicio Militar.
       No muy lejos de la Fuente Vieja hubo una almazara movida por un motor de gasoil y más tarde por electricidad, y aún se conservan en un corral cercano unas calderas de destilar espliego, que Constancio, el Colorado, usó con provecho de las aguas de la fuente para enfriar los vapores generados por el calor del fuego. También tuvo Albendea dos molinos harineros, como dijera Pascual Madoz en sus crónicas, un batán en el río Escabas, cerca del término municipal de Priego, y dos hornos de cocer pan, el de Eugenio y el de Pedro José, que aunque dejaron de fabricar pan hace ya muchos años, aún se conservan de ellos algunos utensilios.
       Otros vecinos del pueblo sacaban provecho de las aguas de la fuente del Reato para cocinar, fuente situada en el Llano Maestre, cerca de las juntas de los ríos San Juan y Guadiela, pues dicen que sus aguas eran las más finas de todo el término municipal de Albendea. Aún recuerdan algunos como de pequeños iban con sus padres hasta allí en sus caballerías para llenar los cántaros con cazos, que luego transportaban hasta el pueblo en sus cuévanos. Cerca de esta fuente se encontraba el puente de piedra que permitía el paso del río Guadiela del camino de San Pedro Palmiches, aunque sólo quedan de él algunos sillares en ambas riberas del río.
       Nada más comenzar el Paseo de la Carrera hallamos una cruz de piedra, la Cruz del Calvario, levantada en 1943 por “la piedad de los vecinos del pueblo unido a su párroco”, como así rezan unas letras grabadas en ella. Hasta esta cruz llegan las procesiones en Semana Santa, aunque antiguamente llegaban hasta el Cerro de las Cruces, situado por encima del campo santo, donde había tres cruces de piedra, de las que sólo queda su asiento.
       Este Paseo de la Carrera, que nos recibe a la entrada del pueblo, es una ancha calle, la más ancha del pueblo, que nos da una falsa impresión de lo que van a ser las angostas calles del interior, mucho más estrechas. Estas calles se abren en la Plaza del Olmillo, donde está el bar y se celebran las verbenas populares durante las fiestas de junio y septiembre, la Plaza de España, en la que se sitúan la Casa Consistorial, el Centro Social y la Biblioteca, la Plaza de la Placeta, donde los tilos nos ofrecen su intenso y fuerte perfume en primavera y en la que se puede ver alguna casona de aspecto señorial, y la Plaza del Coso, en la que se celebraban antaño los eventos taurinos.
      En esta Plaza del Coso queda una de las entradas de la iglesia y todo su flanco norte está ocupado por la casa que fue de don Mariano Briones, una gran casona de aspecto señorial que muestra la arquitectura propia de La Alcarria. Este apellido Briones se cree procedente de Inglaterra, en concreto de don Jaime Briones, un caballero que llegó a España en el siglo XIII para ayudar al rey Jaime I a la conquista de Valencia en busca de gloria y fortuna.
      Albendea llegó a tener dos palacios, el de los condes de Marañón y el de los condes de Pernía. Pero hoy sólo queda de ellos el recuerdo y el lugar, cerca de la iglesia, en el que señalan algunos acogió las piedras del primero, que tenía un acceso directo a la capilla que lleva su nombre en el templo. Extramuros del pueblo, sobre el río San Juan, saliendo hacia Valdeolivas, hay unas ruinas, que dicen algunas voces fueron de un antiguo convento de monjas, aunque no hemos podido documentarlo en ningún escrito.
         Dicen algunos autores que el general Cabrera pasó por estas calles de Albendea en su huida hacia el Maestrazgo durante la segunda guerra carlista, pero no conocemos documentos que certifiquen este paso. Sí que existen restos de lo que fue un campo de aviación republicano durante la pasada guerra civil española, situado en una enorme llanura que hay entre los términos de Albendea y Villar del Infantado, junto al cauce del río Guadiela. Queda un refugio antiaéreo y las ruinas de algunas viviendas que debieron alojar a los soldados que servían en el campo, en una de las cuales se puede leer en el suelo de la entrada“Viva la gloriosa aviación República”. También se conoce la existencia de algunos maquis por la zona, que pertenecían al sector conquense de la Agrupación guerrillera de Levante y Aragón.

 CAMPO DE AVIACIÓN REPUBLICANO


  CAMPO DE AVIACIÓN REPUBLICANO

  CAMPO DE AVIACIÓN REPUBLICANO
         CASA DE LA CULTURA
 
PLAZA DE LA PLACETA

PLAZA DE LA PLACETA

MUESTRA DE ETNOLOGÍA POPULAR


 MUESTRA DE ETNOLOGÍA POPULAR
          
         La gastronomía
         Es obligado hablar de la gastronomía de Albendea, una gastronomía ancestral que se ha ido trasmitiendo de generación en generación y que aún se guarda como un tesoro entre las gentes del pueblo. Hay que citar la caldereta de cordero alcarreño, paradigma culinario en las celebraciones de estas tierras de La Alcarria, el corzo o el jabalí guisado, el pisto, las gachas de harina de almortas, las migas, el morteruelo, las judías de Albendea, los puches y los galianos, platos sencillos, pero recios, dispuestos para reconfortar el cuerpo y para fortalecer el alma.



 
DIEGO PREPARANDO UNA CALDERETA

 CENA DE LOS JUBILADOS

         Las fiestas
         Son dos las festividades oficiales que se celebran en Albendea: las fiestas de junio, dedicadas a San Antonio, que se hacen coincidir con el fin de semana más cercano a la onomástica de este santo, y las de septiembre, dedicadas a Nuestra Señora la Virgen de la Vega, que se celebran el fin de semana más cercano al día 8 de ese mes. Esos dos fines de semana las calles bullen de gente, pues muchos albendenses que viven fuera del pueblo, regresan a encontrarse con la familia y amigos. Así pueden disfrutar, en un ambiente afectuoso y alegre, de las verbenas, de la charanga que recorre las calles, alentada por las peñas El Botijo, Lakatombe o Los Makatrullas, de la sangría popular que se sirve al público o de las procesiones que se celebran con el Santo y la Virgen por las calles del pueblo. Para San Antonio, tras la misa en la iglesia parroquial, se saca al Santo en procesión y para septiembre se lleva en romería a la Virgen hasta la ermita.
         Para el 30 de abril se cantan los Mayos a la Madre de Dios en la iglesia, una tradición muy antigua que también se practica con las mozas casaderas del pueblo. Cuentan algunos que en otros tiempos se celebraron en el pueblo ferias de ganado, pero estas ferias pasaron a formar parte del inventario de tradiciones perdidas de nuestros pueblos.
         Casi se ha perdido también la matanza del cerdo, que era en otros tiempos una fiesta para toda la familia y suponía asegurar la comida para todo el año, y las fiestas de los quintos, el baile del paloteo, el juego de pelota y “las cencerrás”, que tenían lugar cuando se casaba un viudo con una mujer soltera, quedaron en olvido. Alguna familia de Albendea aún realiza cada año su matanza tradicional del marrano, en la que participan un gran número de familiares y amigos, convirtiendo esa jornada en un día de festejo y diversión.

 PROCESIÓN DE SAN ANTONIO

  PEÑA EL BOTIJO

 PROCESIÓN DE SAN ANTONIO

LA MATANZA

 LA MATANZA

 LA MATANZA

 LA MATANZA

 LA MATANZA
         Su naturaleza
        El paisaje de Albendea presenta el contraste y a la vez la conjunción de los pueblos típicos de La Alcarria y La Serranía, con llanuras cerealistas, plantaciones de girasoles y ondulados campos de olivos, que contrastan con las tierras quebradas y rotas en las que crecen los robles, las sabinas, los rosales silvestres, los enebros, las carrascas y los pinos. Entre estos pinos hay que destacar un pino albar, que se levanta en los Cerrillos Coloraos, por encima del Punto Limpio, poco antes de llegar al corral de la Hoya la Quema, junto al camino que lleva a los Tres Mojones y el antiguo campo de aviación.
         Este pino apareció allí como por arte de magia, por uno de esos extraños milagros de la naturaleza difíciles de explicar, o al menos así lo queremos creer para no romper el encanto del hechizo. Arrancado casi de cuajo por una máquina cuando se instaló una tubería de agua bajo tierra, fue puesto en pie por la mano del hombre y se aferró a la vida y allí crece, rodeado de pinos negrales, mostrando al visitante sus diminutas hojillas aciculares y su corteza asalmonada, diferenciación característica de esta especie de pino.
       Los nogales crecen en lugares húmedos y los sauces, los fresnos, el boj y los chopos cubren las márgenes de los cursos fluviales, álamos de hojas temblonas, que no dejan de acompañar a los ríos Guadiela y Escabas a lo largo de su carrera. Estos dos ríos trucheros son un buen reclamo para los pescadores, amantes del piragüismo y del baño, y fueron en otro tiempo vía de saca y transporte de la madera que se talaba en sus montes. Aún se celebran en el Guadiela y Escabas demostraciones de esta antigua tradición de saca de madera, y jornadas de descenso de piraguas, que muestran el potencial que suponen estos cursos fluviales para las actividades acuáticas.
         En la margen izquierda del Guadiela, más arriba del embalse de la Ruidera y entre pinos salgareños, existe una zona recreativa, Cueva Tomás, con barbacoas y mesas, ideal para pasar una jornada campestre. Cerca se acondicionó hace tiempo una zona de baño, para apagar las calenturas del verano con las frías aguas del río.
         La cercana Serranía de Cuenca, hoy espacio protegido bajo la figura de Parque Natural, ofrece al visitante numerosos parajes paradisíacos de una gran belleza, con escabrosas montañas y densos bosques de pinos, por los que el agua fluye en abundancia. Estas montañas y bosques se extienden hacia Albendea, que se convierte así en una tierra de contrastes, de intersección y choque entre La Alcarria mágica y la agreste serranía.
        Una gran diversidad de sonidos polifónicos se mezclan entre los olivos, pinos y robles del término municipal de esta población alcarreña. El golpeteo del pito real en los troncos de los pinos, que busca con su pico las larvas de los insectos, y los roncos graznidos del arrendajo, se mezclan con el canto monótono del cuco, la abubilla, la chova, el chotacabras o el abejaruco. Cerca del agua anidan el mirlo acuático y el martín pescador, pesca la grulla y deja escuchar sus aflautados trinos el alegre ruiseñor. Las avutardas emprenden su pesado vuelo al temer algún peligro por las grandes llanuras del sur del municipio, mientras en lo alto del cielo el águila real, el buitre leonado, el alimoche, el águila perdicera y otras aves altaneras rompen el azul celeste con su silueta.
        Por aquí corrieron lobos hasta mediados del siglo XX y hubo osos hasta el siglo XVI. Por los bosques y los valles sigue correteando el corzo, pequeño ungulado que se constituye en la especie cinegética por excelencia, y el venado es visto cada vez con más frecuencia, al igual que la nutria, el tejón, la comadreja, el turón, el zorro, la garduña y el jabalí, que va dejando su rastro de tierra levantada por donde pasa. Aún se recuerdan por estas tierras algunos furtivos de leyenda, cazadores que se lanzaban machete en mano y a la carrera a la caza de este temible suido. Todos los años, cuando se levanta la veda, mediado el mes de octubre, son muchos los cazadores que recorren estos campos en busca del marrano salvaje, para intentar conseguir sus preciados trofeos en forma de blancos colmillos, exhibiendo en la Plaza del Olmillo, tras la partida de caza, los animales abatidos.
     El Ardal es un Centro de Recuperación de Fauna Silvestre y Educación Ambiental, situado en el monte del mismo nombre, donde también existe un vivero de especies botánicas autóctonas para la repoblación. Gestionado por la Delegación de Agricultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, tiene como principales funciones la atención a la fauna silvestre y el tratamiento de los animales heridos recogidos, para intentar su recuperación y posterior suelta, contribuyendo a conservar la biodiversidad, los ecosistemas y las especies amenazadas. Esta labor la llevan a cabo un pequeño equipo de profesionales, capitaneados por Marcos Núñez Laiseca, veterinario y rehabilitador de este centro, mediante un complejo e intensísimo trabajo diario desarrollado en las diferentes salas o departamentos: enfermería, unidad de cuidados intensivos, sala de convalecencia, voladeros, animalario, etc. También se intenta en este centro detectar cualquier problema ambiental que pudiera surgir e investigar cualquier aspecto relacionado con la fauna silvestre y el medio ambiente que sea de interés. Se puede visitar este Centro de Recuperación, y conocer así sus diferentes instalaciones y el arduo trabajo que se lleva a cabo en él, siempre que se solicite la visita con antelación al Servicio de Áreas Protegidas y Biodiversidad de la Delegación Provincial de Agricultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en la provincia de Cuenca.
        Antes del desvío hacia el monte Ardal, nada más cruzar el río Guadiela y junto a la carretera, existe un Centro de Emergencias Comarcal para la lucha contra los incendios forestales, gestionada por le empresa pública de Gestión Ambiental de Castilla-La Mancha, GEACAM, que depende de la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente. Las instalaciones de este Centro de Emergencias albergan a un helicóptero, con el piloto y el mecánico, una brigada de seis especialistas helitransportados y una patrulla de vigilancia motorizada, con un conductor y un ayudante, además de una emisora con su operador. Este Centro de Emergencias da cobertura a unas 70.000 hectáreas de la provincia conquense situadas entre las comarcas de La Alcarria y la Serranía de Cuenca.


 
EL ARDAL

EL ARDAL

PINO ALBAR


LAS CANALEJAS (CAMINO VILLACONEJOS-ALBENDEA)


 AGALLA DEL ROSAL SILVESTRE 

 RÍO GUADIELA




CIGÜEÑA EN EL CAMPANARIO DE LA IGLESIA

 ÁREA RECREATIVA DE CUEVA TOMÁS


 CENTRO DE EMERGENCIAS COMARCAL

           LA RUTA DE LA LANA
         La Ruta de la Lana es un proyecto de peregrinación y promoción turística, que parte de un antiguo camino de la trashumancia, que a su vez era vía de conexión comercial para la antaño importante industria lanera. Esta ruta une el Levante con el Camino de Santiago en Burgos, y parte del camino que realizara en 1624, en cumplimiento de un voto al Apóstol Santiago, Francisco Patiño, que fue soldado de su majestad el rey Felipe III, junto a su mujer María de Francis y Sebastián de la Huerta, un pariente. Hoy es utilizada por muchos peregrinos en su marcha hacia la tumba del Apóstol, por lo que, además de su carácter religioso, es una vía de enlace cultural y un medio de mostrar al mundo la población de Albendea.
         Señalizado en gran parte de su trazado por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Cuenca, una de sus etapas, Villaconejos-Salmerón, pasa por Albendea, enseñando al peregrino o senderista algunos de los más espectaculares pasajes de este municipio. El trabajo de los que escribimos estas páginas, y el de todos los vecinos del pueblo, podría consistir en conseguir que estos caminantes se detengan a visitar nuestra población, para lo cual sería buena idea habilitar un albergue para los peregrinos que lleguen a ella, y evitar así que Albendea sea considerada solamente un lugar de paso. De esta manera este camino de la lana se convertirá en un excelente escaparate y medio de difusión de nuestra cultura y nuestros recursos turísticos, que llegarían a un público más amplio, amante de la naturaleza y del medio rural.
OTROS LUGARES DE VISITA
OTRAS ALTERNATIVAS DE OCIO
         Las poblaciones de Valdeolivas y Priego bien merecen una visita desde Albendea, pues ambas localidades poseen importantes valores culturales para visitar. El Estrecho de Beteta y el nacimiento del río Cuervo son dos monumentos naturales que es obligado visitar, dada la poca distancia que existe desde nuestro Pueblo. Cerca de ambos queda el balneario de Solán de Cabras, situado en un escenario de una increíble belleza natural, y no muy lejos de Poyatos, pueblo con un bonito conjunto histórico, el Parque Cinegético del Hosquillo, que podremos visitar siempre que pidamos cita con antelación. En el estrecho de Priego, entre esta población y Cañamares, las paredes que envuelven al río Escabas parecen querer encontrarse entre sí, creando un cañón desde cuyo fondo es difícil ver el azul del cielo.
         A pocos kilómetros de Albendea se encuentran las localidades de Buendía y Sacedón, dos pueblos con sendos embalses y playas, paraísos acuáticos creados por el hombre, acondicionados para practicar un sinfín de deportes. Cerca de la localidad de Buendía se encuentra la llamada Ruta de las Caras, en la que numerosos rostros humanos se han esculpido en la roca, hermanando escultura y naturaleza y convirtiendo el recorrido en un paseo mágico en el que se disfruta a la vez del arte y del medio natural.
         Sobre las mismas orillas del embalse de Buendía, a poco más de veinte kilómetros de Albendea, se encuentran las ruinas de Ercávica, una antigua ciudad celtíbera, conquistada para Roma por Tiberio Sempronio Graco en el año 179 a.C. En las sucesivas campañas de excavaciones que se han llevado a cabo se han sacado a la luz diferentes partes de la ciudad, destacando sus murallas, el foro, las termas y numerosas viviendas que dejan al descubierto la estructura de la ciudad.
         En la carretera de Arandilla del Arroyo existen unas cuadras en las que podemos tomar clases de equitación y disfrutar de excursiones a caballo por unos paisajes fastuosos. Si somos amantes del senderismo o la bicicleta de montaña, aparte de la citada Ruta de la Lana, los cauces de los ríos Guadiela, Cuervo y Escabas nos ofrecen numerosos itinerarios en los que disfrutar por sus orillas de la más agreste y salvaje naturaleza de Cuenca. En Poyatos existen barrancos que son paraísos para los amantes del barranquismo; para quienes gustan de practicar la espeleología encuentran grutas en Huete, Buendía, Villalba de la Sierra, Beteta o las Majadas.
         La misma Cuenca capital, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1996, queda a menos de una hora de Albendea y bien merece la visita de una jornada. Cerca de la capital encontraremos los Callejones de las Majadas y la Ciudad Encantada, donde la roca y el agua han creado unas figuras y unos paisajes impresionantes que no nos dejarán de sorprender.

 RUTAS A CABALLO EN ALBENDEA


 PEREGRINOS DE LA RUTA DE LA LANA

  
PIRAGÜISMO EN EL GUADIELA

 
 PIRAGÜISMO EN EL GUADIELA


 GANCHEROS EN EL RÍO ESCABAS

 CHOZO EN LA PEÑA BRADÁ

            LAS GENTES DE ALBENDEA
       Pero el gran tesoro de Albendea se guarda en sus gentes, gentes amables y hospitalarias que siempre reciben al visitante con los brazos abiertos. Muchas de estas gentes, tiradas por los carros de la modernidad y la necesidad, tuvieron que salir del pueblo, que como muchos otros pueblos de España comenzó a sufrir el mal de la emigración a partir de la década de los cincuenta del pasado siglo. Pero estos albendenses que abandonaron su lugar de nacimiento lo guardan consigo en el corazón, como el que guarda un preciado tesoro de gran valor. Otras muchas gentes de Albendea siguen ancladas a sus raíces y han decidido seguir en la tierra que les vio nacer hasta el final de sus días. Estas gentes se dedican a la agricultura, a la ganadería, a los trabajos forestales, a las labores del hogar, a los servicios municipales o al turismo, aunque una gran parte de la población está ya jubilada, como sucede en la mayor parte de los pueblos de España.
         De los poco más de 160 habitantes con los que cuenta Albendea en la actualidad, queremos destacar a Jesús García, primer edil municipal desde 1987 hasta el 2011, año en que ha decidido dejar la vara de mando para que sea la gente más joven la que se encargue de regir los destinos del pueblo. Tras las elecciones municipales de 2011 fue elegido alcalde Pablo Martín, que aunque tiene su domicilio en Madrid, sus orígenes están en Albendea, población a la que se siente arraigado.
      Rafael García es el Juez de Paz, función que compagina con su profesión de especialista forestal y con las labores agrícolas. Cuando su suegro, Juan Bautista, el anterior Juez de Paz, finalizó en 2007 el periodo para el que había sido nombrado, aconsejó a su yerno que se presentara al Ayuntamiento para que éste realizara al Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha la propuesta de nombramiento. Rafa aceptó el reto y ejerce desde entonces esta función jurisdiccional.
         María Victoria Pérez, Mariví para los amigos, es la presidenta desde hace ya más de diez años de la Asociación de Mujeres de Albendea, en la que se realizan una gran variedad de actividades de todo tipo. Dentro de estas actividades destacan las manualidades, por ejemplo la decoración de tejas o botellas de cristal, y las muestras de la gastronomía tradicional del pueblo. Con esta asociación se pretende ocupar el tiempo libre de las mujeres del pueblo, con el fin de ofrecer una alternativa para el ocio, y contribuir al desarrollo de la población en todos sus aspectos culturales. El grupo de mujeres tiene como sede el Centro Cultural, donde suelen realizarse sus actividades y tienen lugar las asambleas anuales.
         David Crespo anduvo de aquí para allá hasta que decidió asentarse e instalar un negocio de venta de comestibles y asador de pollos. En el verano del 2009 fue el responsable del bar de la piscina, en el que preparaba unos guisos excelentes, como el arroz con liebre y el chuletón de buey a la plancha. Más tarde trabajó como cocinero en el restaurante de la casa rural Peñarrubia del Guadiela, conocida como la Casa Rosa, un establecimiento de comidas y alojamiento rural situado por encima de la vega del Guadiela. Tras la jubilación de María y el cierre de la tienda de comestibles con la que contaba Albendea, decidió montar su propio negocio, en el que se venden pollos asados, comestibles de todo tipo y productos de droguería y otras necesidades del hogar.
         Durante los dos últimos años el responsable del bar de la piscina es Juan José García, un joven que se dedica a la restauración durante el verano para poder costearse sus estudios el resto del año. Con su intenso trabajo estival, pues sabe a que hora comienza la jornada, pero nunca cuando la finaliza, y con su buen hacer en las labores de hostelería, contribuye a dar vida al pueblo y a amenizar las noches estivales con los concursos de karaoke, con la expedición de bebidas o con algunas muestras de la gastronomía de Albendea.
         También tiene Albendea su torero, Pedro José Beneit, que vive actualmente en la localidad valenciana de Aldaya, donde se dedica a la venta ambulante. Nacido en 1947, de muy joven le picó el gusanillo de los toros y con dieciséis años se fue del pueblo en busca de aventuras taurinas, montado en una bicicleta y sin un duro en el bolsillo. Aunque eso sí, con el corazón cargado de ilusiones, intentando conseguir una oportunidad para torear.
         Los primeros pasos como maletilla los dio por Andalucía y participó de novillero en diferentes capeas por los pueblos de Guadalajara y Cuenca. Sus más importantes corridas tuvieron lugar en Tolosa, Salas de los Infantes, Villadiegos, Lerma, Bibriesca y Burgos. Recuerda una extraordinaria faena en Pastrana, donde recibió los vítores y aplausos de toda la plaza, con su gente en pie, que agitaba con insistencia sus pañuelos pidiendo los trofeos para el torero. Pisó el albero de las plazas de Tendilla, y Priego, donde trenzó una de sus últimas faenas y cuyo cartel anunciador lo podemos ver en una pared del bar de la plaza de Albendea.
         No tiene consultorio médico Albendea, ni farmacia, ni estanco, ni oficina de correos, ni cuartel de La Guardia Civil y para colmo de escaseces ha estado casi un año sin tienda de comestibles. El cura, don Paco, enfermo durante mucho tiempo, ya se ha incorporado a sus trabajos espirituales, aunque mientras estuvo ausente las gentes del pueblo recibían cada domingo un cura de prestado para atender las necesidades del alma. El maestro, Juan Francisco, viene diariamente desde Valdeolivas a dar clase a los siete niños de diferentes niveles y el médico acude al pueblo dos días a la semana desde Cuenca, únicos días en que los albendenses pueden enfermar.
         Otros vecinos del pueblo, por citar a unos pocos más, son Miguel y Natividad, padres de Nati, Concejala de Cultura, Carlos, el Teniente de Alcalde, Jesús y Ángeles, padres de Gema, la bibliotecaria, Mari Carmen, hermana de Pedro José, el torero, Ángel y Gloria, con sus hijos homónimos y su perrita Torca, que es un miembro más de la familia, Gabriela, la dueña del bar de la plaza, aunque todos la conocen como Rosario o por el sobrenombre de la Morena, o David Calvo, que en el registro consta como Gregorio.
         –Cosas que pasaban antes –dice.
         También hay que citar a Luis González, responsable principal de la Asociación de Jubilados y Pensionistas. Este hombre, muy activo y enamorado de su tierra, realiza una importante labor por la gente mayor del pueblo, organizando numerosas actividades que contribuyen a entretener a la población senescente de Albendea. En esta asociación se organizan viajes por toda nuestra geografía, diversos tipos de talleres y algunas comidas a las que pueden acudir todos los vecinos de la localidad.
         Juan Antonio Pérez, marido de Rosario, la del bar, narrador incansable, cuenta tenaz y persistente las cosas del pueblo a quien las quiera escuchar. Una tarde de julio, sentados en la puerta del bar, mientras Rosario, la Morena, nos apañaba unos tomates del terreno con los que acompañar a unas cervezas, nos contaba que en la Peña Bradá está el Cuarto de la Mora, una covacha que, dicen, sirvió en tiempo de los moros de vivienda. Cerca de la ermita de Llanes, nos dijo también, hubo una caseta de peones camineros, habitada por Sebastián, que vivía de los conejos que cazaba con sus lazos y cepos, que fue derruida cuando se construyó la carretera de Priego. También nos relató que en la Curva de los Covachos existió en tiempos pretéritos un poblado y se libró una gran batalla, aunque no nos supo precisar en que fecha existió uno o se libró la otra. Dice Juan Antonio que todo el subsuelo de Albendea está ocupado por cuevas, muchas utilizadas de bodegas y otras usadas antiguamente como pasadizos subterráneos de comunicación entre viviendas.
         Ya se nos fue Facundo hace unos meses, que con más de cien años era la persona más longeva de Albendea. Ahora la persona de más edad es María, madre de Juana, la anterior concejala, y Álvaro, hijo de Soraya y Miguel, es el más joven. Son tres los inmigrantes que tiene Albendea, los tres rumanos, Basile, Ana e Ilona, y José Manuel Martínez, que vive en Priego, es el empleado municipal. Este hombre, que realiza múltiples y variados trabajos para el municipio, sirve un poco para todo, pues lo mismo limpia la piscina, que hace las tareas de albañilería que se ocupa de cualquier tipo de mantenimiento de la villa.
         Todos los días, con las primeras luces del alba, antes de que los dorados rayos del sol serrano dejen ver sus primeros destellos, Oscar de Manuel, el pastor, sale como un pelasgo, con sus fibrosas piernas de enebro, a recoger del aprisco sus hatajos y retahílas de ovejas y cabras, para llevarlas a pastar por los frescos campos de Albendea. Mientras los demás vecinos siguen en los brazos de Morfeo, este hombre recio del campo, con su cayado en la mano y sus perros pastoriles, fieles compañeros de viaje, gobierna a sus animales con sus silbidos y voces. Y transita las verdes praderías, los elevados alcores y los intricados ramblizos y riberas del río Guadiela, que corre raudo con sus aguas esmeraldas en busca de las mansedumbres del embalse de Buendía.
         En lontananza, por las hondonadas del valle del río San Juan, por el ancho de la Hoya la Quema o por los Tres Mojones, se pierden las siluetas de los barbados chivos y ovejas alcarreñas, que dejan escuchar intermitentes los ecos de sus balidos, que avivados por el viento llegan hasta las primeras casas del pueblo. Balidos y quejidos lastimeros, que resuenan entre las rocas, entre los recodos y los arriscados farallones del río, por las solanas y los cintos, y se entremezclan con el tintineo metálico de las esquilas y el sonido que producen las trémulas hojas de los álamos del parque, que ofrecen en conjunto una hermosa estampa bucólica de este pueblo conquense, que se alza entre La Alcarria y la Serranía.
                                                           Albendea, 12 de agosto de 2011.


RAFA GARCÍA, EL JUEZ DE PAZ, Y JUANJO GARCÍA

 JUANJO GARCÍA DÁNDOLE AL JAMÓN

 MARIVÍ Y LORENA

 DAVID CRESPO

 PEDRO JOSÉ, EL TORERO DE ALBENDEA

 PEDRO JOSÉ CON JUAN ANTONIO PÉREZ


 LUIS GÓNZALEZ, PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN
DE JUBILADOS CON EL GORRINO FELIPE, UN ANIMAL
QUE LLORABA COMO UN HUMANOANTES DE SU SACREFICIO


 LUIS GÓNZALEZ EN LA CENA DE LOS JUBILADOS

PABLO, EL ALCALDE, Y PACO, EL CURA

NATI LEYENDO EL CUENTO DE LA CHOPA 
DURANTE LA CENA DE LOS JUBILADOS

 ÁNGEL EN SU CUEVA

ANTONIO CON DANTE 
EN EL BAR DE LA PISCINA


INFORMACIÓN DE INTERÉS
Ayuntamiento:
Abierto los martes y los jueves de 10 a 14 horas
Teléfono: 969316001
El Ardal:
Teléfono: 969146019
Solicitar visitas al teléfono 969177715, Delegación de Agricultura de Cuenca
Clases de equitación y rutas a caballo:
River Hill Appaloosas (Pepe Sánchez Castañeda)
Teléfonos: 609531810 y 639352152
Información: www.riverhillappaloosas.es
Dónde comer:
Asador Crespo:
Venta de pollos y comidas por encargo (recomendamos el arroz con liebre).
Teléfono: 660116121
Bar la Morena (Plaza del Olmillo):
Caldereta, sopa castellana, morteruelo, gachas de harina de almortas por encargo
Teléfono: 969316010
Dónde alojarse:
Casa rural La Cañada de Albendea, teléfonos 629 198 548/630 260 983
Casa rural Sol y Luna, teléfono 678 073 022
Casa rural Castilla la Nueva, teléfono 678 073 022
Casa rural Gabriela, teléfono 969316010
Casa rural Peñarrubia, teléfono 969316033
Casa rural La Vega, teléfonos 949267271 y 649971713 



1 comentario:

  1. Buen artículo Antonio, sigue describiendo la naturaleza como tu sabes y te saldrán muchos seguidores. Enhorabuena. PedroJ.Jaén

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  EL CAMINO VIEJO DE ALBENDEA A VALDEOLIVAS