HISTORIAS
DEL 5 DE ENERO EN CUENCA
ENTREVISTA
CON LAS HERMANAS MARÍA Y LAURA LARA MARTÍNEZ
Las Hermanas Lara Martínez durante la presentación de su libro Historia de las guerras de religión.
Lleva más de
una década siguiendo la pista al cortejo de Sabios que adoró, hace más de dos
milenios, al Niño Dios. Parte de esta andadura puede leerse en la novela de María
"Memorias de Helena", segunda obra de la saga iniciada con "El
velo de la promesa", título con el que ganó el Premio de Novela Histórica
Ciudad de Valeria en 2011. También en sus ensayos "Brujas, magos e
incrédulos en la España del Siglo de Oro" e "Ignacio y la
Compañía", este último es el libro con el que ganó, en el otoño de 2015,
con su hermana, la también profesora e historiadora Laura Lara, el Premio
Algaba. Las obras se están difundiendo además, de en Europa, en América.
Según
aseguran Laura y María Lara en el libro de ambas "Breviario de Historia de
España" la investigación de la Epifanía nos traslada a un mundo encantado,
no sólo el de los niños que, expectantes, aguardan la noche del 5 de enero para
ver los juguetes, también el de los mayores, que recuerdan con sonrisa de
resignación, o con entusiasmo, cómo eran aquellas décadas de posguerra en las
que resultaba muy bien recibida una onza de chocolate, causando en el receptor
una alegría incomparable a la de esta sociedad tecnológica.
En su último
libro, Mentiras de la Historia de España, publicado en Espasa (Grupo Planeta)
hace unas semanas, Laura y María Lara lanzan la pregunta de si era andaluz uno
de los Magos. Con la colaboración de las Hermanas Lara, El Noticiario de
Albendea rescata el palpitar de este día especial en la Historia de nuestra
provincia.
–¿Desde cuándo
se cree en los reyes magos?
Forman parte
de la Historia Universal desde el mismo momento en que el nacimiento de Jesús,
profetizado como el Mesías, marcó una nueva era en el rumbo de los tiempos. De
ellos nos habla el Evangelio de san Mateo: expertos en el examen de las
constelaciones, los eruditos caminaron, hacia Belén, en pos de una estrella;
supieron esquivar al cruel Herodes, aunque casi cayeron en la amarga trampa que
el gobernador de Judea, un títere envidioso y ávido de complacer a Roma, les
tendió entre los surtidores del castillo.
La Biblia
menciona a los "magos", en ninguna parte se indican sus nombres, ni
que fuesen reyes, tampoco que fueran tres (número que posiblemente se deba a la
cantidad de obsequios ofrecidos: oro, incienso y mirra, en tanto que Jesús es
rey, dios y hombre). Otra leyenda asegura que, después de la resurrección de
Cristo, el apóstol Tomás los halló en Saba. Fueron bautizados y consagrados
obispos. Mártires en el año 70, los depositaron en el mismo sarcófago. La
evidencia es que, el paso de las centurias, los ha popularizado como trío y,
sin duda, como magos porque cada año realizan un largo y plural viaje movidos
por la centelleante esperanza de la infancia.
–Entonces,
¿no siempre han sido tal cual los esperamos hoy? ¿Han cambiado mucho de
aspecto?
Tardó en
incluirse en el séquito a un negro. Así lo atestigua el arte bizantino pues, en
el mosaico de San Apolinar de Rávena (siglo VI), son tres mayordomos con tez
blanca. No obstante, en plena Edad Media nace la vinculación con tres razas y
con tres edades diferentes. El arte moderno tuvo predilección por tal estampa,
ahí están los cuadros de El Bosco, Durero, El Greco, Velázquez y Rubens.
–¿En qué
fuentes ha bebido para describir su fisonomía y recorrido, cosa que ocurre en
"Memorias de Helena"?
Aparte de
este catálogo gráfico que constituye el arte, he consultado relatos de
místicas. En dichos sueños, son retratados como seres de alcurnia, pero con una
extrema humildad de corazón. No fue inmediata su visita al Nacimiento, sino
cuando Jesús ya empezaba a dar los primeros pasos. De esta manera lo expone, en
su visión, la italiana María Valtorta a principios del XX. La Virgen María y
San José se quedaron asombrados al observarlos subir, con la escolta de pajes,
las escaleras de la casa, dejando abajo caballos ricamente enjaezados... También
al contemplarlos postrados de hinojos en reverente gesto ante el pesebre.
–¿Cómo
llegaron sus restos a Occidente?
En el año
326 d.C., la emperatriz Helena, madre de Constantino, realizó el prodigioso
viaje a Jerusalén, tenía 76 años, que no son comparables a los del siglo XXI.
Gracias a su iniciativa, se emprendió la excavación arqueológica en el Gólgota.
Además de los atributos de la Pasión de Jesucristo, trajo a Europa las
reliquias de los Magos. Posteriormente, pasaron a Milán en el siglo XII con el
titular del Sacro Imperio Romano Germánico Federico Barbarroja, que se las
entregó al arzobispo de Colonia, Reinaldo de Dassel. Desde entonces los cuerpos
de los Tres Reyes reposan en un arca de plata, atrayendo una corriente
constante de peregrinos. Y, en España, es donde se festejan con mayor boato.
Acendrado arraigo de la simpatía a estos personajes que, sin ser santos,
suscitaron la primera obra de teatro en castellano, el "Auto de los Reyes
Magos", primitiva pieza toledana, escrita también hacia el siglo XII y
todavía representada en los colegios.
En el siglo
XVI, el jesuita alcarreño Pedro Páez Jaramillo, el descubridor de las fuentes
del Nilo azul, sostenía que, si un emperador quería garantizar la solera de su
linaje, debía acudir a Etiopía a desposar a una dama descendiente de los Magos.
Sólo le quedaba al caballero pensar cuál apellido escogía de las parentelas
sabias -–explica sonriente la escritora mostrando un mapa con el itinerario del
periplo–.
–¿Y qué nos
puede contar de su huella en nuestra ciudad?
–En Cuenca,
la impronta gráfica de los Reyes está presente desde el mismo escudo pues,
según la leyenda, fue en dicha jornada de 1177 cuando Alfonso VIII comenzó el
asedio del núcleo musulmán. Nueve meses iniciados con la estrella y coronados,
con esfuerzo y éxito, mediante el cáliz, el 21 de septiembre, en que "al
despertar la alborada del Venerable Mateo, el pendón de la conquista vistió a
los pinos de cielo" –condensa María Lara recitando uno de sus propios
poemas–.
Después, en
el Siglo de Oro, los inquisidores que juzgaban las causas de hechizos ponían
énfasis en diferenciar que no tenían nada que ver, en origen ni método, los
astrólogos y brujos con los Magos que visitaron al Niño, si bien a todos ellos
los unía el misterio y la auscultación de los cometas. Así lo he comprobado en
legajos del Archivo Diocesano de Cuenca y en obras como el "Tesoro de la
lengua castellana o española" (1611) de Sebastián de Covarrubias, canónigo
de Cuenca. Uno de los medallones de la sala capitular de la Catedral muestra la
adoración de los Santos Reyes, así como una hermosa tabla, de Fernando Yáñez de
la Almedina, del siglo XVI, sitúa al visitante, en la capilla de los Caballeros,
junto a la Virgen con el Niño, rodeada de los astrales emisarios.

“Mentiras de la historia de España”,
un libro de gran éxito de las Hermanas María y Laura Lara Martínez, agotado en
todas las distribuidoras (composición creada por Espasa exclusivamente para
publicar con este artículo).
–Nárrenos
casos curiosos de la investigación etnográfica que ha desarrollado usted sobre
esta fiesta entre niños conquenses de la posguerra.
Hay
historias tristes, pero cargadas de añoranzas y, sin duda, auténticas en
fundamento. Algo que se echa en falta hoy, cuando el 6 de enero por la tarde
los contenedores están rebosantes de cajas y envoltorios de muñecas y coches
que, apenas, causarán atracción durante un mes, pues la sociedad de consumo los
desbancará pronto por otros artilugios.
En
municipios del Campichuelo, como Ribatajada, los niños que vivieron la guerra
civil rememoran cómo se alegraban al comprobar, en la mañana de la E-pifanía, que
sobre sus zapatos (apostados con esmero en la puerta del dormitorio) había un
puñado de nueces, una naranja, una onza de chocolate o unas castañas.
Era el ciclo
de las abarcas heladas y desiertas que inmortalizara el poeta alicantino Miguel
Hernández con vivencias previas al inicio, en 1936, de la lucha fratricida:
"por el cinco de enero, para el seis, yo quería, que fuera el mundo entero
una juguetería... Ningún rey coronado tuvo pie, tuvo gana para ver el calzado
de mi pobre ventana".
He
recopilado testimonios sobrecogedores. Un 5 de enero de finales de la década de
los 40, a un alumno de Párvulos de Villaconejos de Trabaque su tía-abuela lo
acompañó a recibir al famoso séquito, que habría de hacer su aparición por la
carretera de Cañaveras. Así intentó la señora echar un capote a la madre pues,
mientras realizaba las hacenderas del hogar, él andaba preguntándole incesantemente:
"¿cuándo vienen, que cuándo vienen?". En esta mente infantil
resultaba evidente el silogismo: si no entraban los dromedarios en el pueblo
del mimbre, el regalo se demoraba... Al término, expuso la anciana que,
seguramente, los soberanos se habrían quedado a dormir en Cañaveras.
Estas
personas de 20 kilos de peso, desde los 5 años estaban preparadas para
trabajar, bajo el sol o el frío intenso. A la par se hacían cargo de sus
hermanos menores. No obstante, eran niños y la emoción residía en sus pupilas. En
la Mancha, si la cosecha de la vendimia no había sido pagada, los padres hacían
entender a los vástagos que tardarían en tener los obsequios.
Respuestas
estremecedoras también para los adultos, obligados a agudizar el ingenio para
no desvelar, ante la falta de pesetas, el misterio más largo jamás contado.
Me narraba
el informante de Albendea que, como siempre se portaba bien, cada amanecer del
6 de enero estaba asociado en su casa con el chocolate a la taza. En Cañizares,
en los años 60, ya los Magos repartían de vez en cuando carbón, pero más a modo
de broma que como calificación, pues raras veces suplía el terrón a los
juguetes (cacharritos de cocina, marionetas...).
También en
Villaconejos, pero en los años 60, las amigas iban en grupo a esperar a los
Reyes a las eras, pensaban que llegarían desde Madrid. Después, permanecían toda
la noche entre el sobresalto de escuchar si se abría la puerta del balcón y el
deseo de permanecer dormidas.
No faltaban
ni en la Sierra, ni en la Alcarria, ni en la Mancha ni en la Manchuela el
acarreo de agua en cubos para las cabalgaduras, la cebada y unas viandas,
diversificadas en función de la solvencia económica del hogar (una copa de
aguardiente, de moscatel o resoli, mantecados, alajú, cacahuetes, etc.), para
que los Reyes y sus mozos repostaran energía.
La
conformidad era el antídoto de la carestía, o de la sobriedad. Y la sorpresa el
motor de todo el año. Un cinturón del Frente de Juventudes, una gorra, un
babero, un aro, una baraja, un botijo, un cuento, un tebeo, lápices de colores,
un coche de madera o una muñeca de trapo llenaban de satisfacción a los
infantes. Todo en singular, 1, y sin embargo con un agradecimiento infinito.
Las Hermanas María y Laura Lara
Martínez anunciando en las redes sociales la presentación de un nuevo libro.
–Y, ¿cómo se
vive hoy?
A Huete,
cuyo ferrocarril de la línea Valencia-Aranjuez resulta indisociable de la
narración de la Historia Contemporánea de la provincia de Cuenca, Sus
Majestades arribaron durante décadas en sus vagones pero, desde la supresión
total en el verano de 2022 del tren convencional que tenía en Tarancón un nudo
de comunicaciones importante, este 5 de enero tendrán que hacer su entrada en
carroza de caballos. Por cierto, en Huete, en la portada del convento de
Justinianas, o de El Cristo, se conserva uno de los más bellos altorrelieves de
la adoración de los pastores, de factura renacentista y atribuido a Vandelvira.
En buena
parte de los 238 pueblos de Cuenca, los Reyes culminan la Cabalgata del 5 de
enero en la Iglesia del municipio, donde entregan a los niños parte de los
presentes traídos desde Oriente. EN ALBENDEA HAY UN CUADRO DE LOS REYES
MAGOS...
En Valverde
de Júcar que, desde el 5 hasta el 10 de enero, celebra su Semana Grande en
torno al Santo Niño, una tradición hilvanada con la Reconquista y una devoción
que, desde nuestras laderas, pasó a Praga, Hispanoamérica, Filipinas...,
recorriendo el planeta.
En este
municipio con olor a pólvora, contiguo al pantano de Alarcón, los Magos se
desplazan casa por casa, con la salvaguarda de las filas de las Compañías de
Moros y Cristianos, a repartir obsequios a los niños. El 8 de enero por la
mañana vienen a coincidir la teatralización de los Dichos, la procesión del
Santo Niño y la Misa mayor.
Jornada de
júbilo y añoranzas, aderezada por las consiguientes descargas de trabucos, la
gastronomía tipica (el caldo denominado "moje") y sobre todo las aclamaciones
de "¡Viva el Santo Niño!", con el definitivo abrazo entre los
bicornios de cristiano viejo y los renovados turbantes de moro.
Una fake
news relacionada con la Historia Antigua de España la protagonizó Benedicto XVI
con su libro sobre la trilogía de Jesús de Nazaret. En "La infancia de
Jesús", de 2012, de algún modo se recogía la tradición de que sus
majestades provenían de Tartessos, una región que se situaba entre Huelva,
Cádiz y Sevilla. Pero Tartessos no es el Tarsis bíblico, como explicamos en
"Mentiras de la Historia de España". Paradójicamente el Papa emérito
falleció el 31 de diciembre de 2022 y será enterrado el 5 de enero de 2023.