Como viene siendo habitual
y rutinario, hoy me he levantado para ir a trabajar, era temprano, abro la ventana y un cielo azul y una luz
radiante me dan los buenos días. Sin duda, he pensado, hoy va a ser un gran
día…….
Autoridades, vecinos de
la Villa de Albendea, queridísima familia, amigos todos. Muy buenas tardes y
ser bienvenidos.
Me presento hoy ante
vosotros con los sentimientos a flor de piel. Con la ilusión de que todos
juntos, aunque sea por unos instantes, podamos sentirnos orgullosos de nuestro
pueblo, de nuestras raíces, de rememorar a aquellos que nos precedieron. Me
presento con la alegría de sentirme un privilegiado al poder asomarme a este
balcón municipal y anunciaros que han llegado las fiestas Patronales de nuestro
querido Pueblo.
Pero, sobre todo,
¿sabéis cómo me siento? Feliz, muy feliz, porque gracias a la intercesión de
San Antonio de Padua hoy puedo estar aquí pregonando las fiestas de Albendea,
¡EL MEJOR PUEBLO DEL MUNDO!
Gracias al Alcalde,
amigo Luis, también a Miguel Ángel, sé que has tenido mucho que ver, y por
extensión a toda la corporación municipal por acordaros de mí. Un honor que os
agradezco en el nombre de toda mi familia y en el mío propio, pues entiendo que
este nombramiento es un reconocimiento a toda ella que tanto ha querido, quiere
y querrá a su pueblo.
Así que, como no podía
ser de otra manera, este pregón va dedicado a mis abuelos, a Adolfo y a la
Socorro, que hoy desde el cielo estarán tan orgullosos de que su nieto,
acompañado de toda su familia, pregone las fiestas de San Antonio.
Bueno, pues vamos al
lío, espero que cuando termine no os arrepintáis de haberme llamado.
Dicen los entendidos en
pregones, que los hay, que, para inaugurar unas fiestas, es necesario que la
parrafada no se alargue demasiado, vamos, que lo bueno si es breve dos veces
bueno. Voy a intentarlo.
¿Y qué os voy yo a
contar de Albendea que vosotros no sepáis?
Difícil reto sería
enfocar mi pregón intentando bucear en su rica historia, labrada a lo largo de
los siglos para encontrar esa reseña aún no publicada; tal vez podría ensalzar
el entorno donde nos ubicamos con parajes de inmensa belleza que dibujan
estampas de ensueño, o tal vez, podría sacar músculo y presumir de una
arquitectura que muchos quisieran para sí.
Después de un breve
lapso de tiempo meditando, empiezan a sobrevenirme una cascada de recuerdos y
un torrente de sentimientos de felicidad empiezan a inundar mi cabeza, por
delante de mis ojos comienza un desfile de imágenes reconfortables y
entrañables.
Así que hoy, y con la
mayor de las humildades, abro el cajón de los recuerdos para mezclarlos con un
presente muy diferente, intentando buscar vuestra sonrisa y complicidad.
Os quiero contar que
como todos sabéis mi vida, entre comillas pública, está vinculada a la Semana
Santa de Cuenca, que ese es mi aval y al que entrego muchas horas gracias a la
paciencia y complicidad de mi mujer, Marta. La notoriedad que tiene estar al
frente de la Junta de Cofradías es grande, tal vez excesiva, pero es
francamente reconfortable comprobar como muchos de vosotros me seguís, así me
lo decís cuando tenemos ocasión de hablar, porque veis en mí una extensión, o
por decirlo de otra manera, como un embajador de nuestro Pueblo allá donde voy,
y es que es así y así quiero que lo sintáis pues me considero un Albendurrio
más.
Y qué curioso es, y que
hueco me pongo yo, cuando en muchas de las entrevistas que concedo a lo largo
del año, me nombran por mi segundo apellido: ALBENDEA. Incluso cuando voy por
las calles de mi querida Cuenca y la gente me para, y se dirige a mí y me
dicen: “Albendea que tienes que hacer esto, que tal que cual…”
¡Qué curioso!, ¿verdad?
Y es que es cierto,
siempre volvemos a nuestros orígenes. Porque cuando regresamos a nuestras
raíces volvemos a valorar todo aquello que en algún momento dejamos en un
segundo plano.
Y aquí estamos hoy
todos reunidos y unidos un año más en torno a nuestro patrón: San Antonio de
Padua, al que veneramos durante todo el año y al que acudimos con plegaría
íntima y sincera cuando en nuestra vida cotidiana las cosas no salen como quisiéramos.
Es en estos días,
durante su festividad, cuando sobre andas humildes, pero sobre hombros firmes y
devotos, nuestro querido San Antonio, pequeño en tamaño pero inmenso en
contenido y significado, recorrerá las calles del Pueblo. Lo hará arropado por
todos nosotros al son de marchas dirigidas por el paisano y maestro Pablo
Martínez, y es que en Albendea también tenemos grandes músicos. Y como no, todo
ello bajo la presidencia eclesiástica de Paco, nuestro Párroco, y que curioso,
profesor de religión de mi hijo Jorge en el instituto. ¡Como veis los caminos
no paran de encontrarse!
Durante el recorrido
procesional nuestros más jóvenes serán sentados a los pies del Santo, siendo
así presentados como nuevos fieles ya de por vida.
Para finalizar la procesión,
y ya en las puertas de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, todo estará
preparado y Nacho y su hermano Javi, responsables de la Hermandad, vecinos
puerta con puerta, amigos y familia, porque aquí todos somos familia,
comenzarán esa entrañable puja donde cuatro privilegiados paisanos devolverán
al Patrón al interior del templo Parroquial. Gesto este lleno de significación.
Que estos días que
celebramos la festividad de San Antonio no se conviertan en un ritual carente
de sentido que llega todos los años en el mes de junio. Soy consciente que en
los tiempos actuales queda, incluso casi mal, defender públicamente nuestras creencias,
pero, es por eso precisamente, por lo que debemos, no sólo querer a nuestro
Patrón desde el corazón, sino dar testimonio de esa fe que seguro estoy todos
los aquí presentes le tenemos.
Y es que Albendea,
amigos, es grande por sus gentes, por su sencillez y humildad, por acoger, como
si fueses de aquí de toda la vida, a todos aquellos que tienen a bien
visitarnos. Porque no veas como presumo yo cuando traigo a algunos amigos a
hacer alguna de esas rutas a pie tan espectaculares que tenemos en nuestro
extenso termino municipal, que lo mismo andamos por el camino del Santiago, que,
por ruta de la lana, que comenzamos a andar en las juntas para acabar en esa
joya, todavía no valorada suficientemente, que es el Mausoleo de LLanes. Pero
cuando ya acabo de conquistarlos es cuando una vez terminada la caminata
venimos a reponernos del esfuerzo, al bar, donde Miguel y Soraya, y toda su
familia, como magníficos anfitriones que son nos agasajan con un cariño que no
tiene precio.
¡Ya sé que estáis preguntando
que cuando venimos a hacer la siguiente ruta!!! Tranquilos, todo llegará….
Albendea es para mí
recuerdos de la infancia, imágenes que se quedan grabadas y que te acompañan ya
de por vida. Se suele decir que poder disfrutar de los recuerdos de la vida es
vivir dos veces. ¡Vamos que yo hoy estoy hasta rejuveneciendo!!
Recuerdo como mis
padres, Jesús y Encarnita, encomendaban a mis abuelos quedarse con los nietos a
pasar unos días en el pueblo pues el colegio ya había terminado (no solían
decir para cuanto tiempo era…); y lo mismo hacía mi queridísima tía Mari Reme
con mis primas, Juana Mari, Raquel, Beatriz y Natalia. Y aquí que nos
juntábamos todos. No quiero contaros la que se liaba.
La mula del tío Matías
y la tía Vicenta, de nombre Castaña, soportaba paseos interminables llevándonos
a todos sobre sus trabajados lomos, y mi primo Ricardo, por sí no éramos pocos
se sumaba a tan apasionante distracción. Las travesuras de mi hermano ya eran
de otro nivel, no las voy a contar hoy aquí. El tiempo parecía detenerse, todo
era felicidad.
Nunca faltaba de nada,
lo teníamos todo y si por un casual surgía alguna necesidad extra allí estaba
la tía Felisa, la tía Mercedes y la tía Antonia….Aunque siempre nos quedaba el
recurso de ir a comprar a la tienda de la “Poli”, donde el queso con membrillo
se había convertido en la dieta perfecta para merendar durante esas calurosas
tardes de verano.
Y es que así era y así
es la vida en el mundo rural. Porque permitidme esta pequeña reflexión en voz
alta: En el mundo actual donde la pérdida de valores, el vivir corriendo, sin
saber bien el motivo, simplemente porque somos parte de una sociedad que vive
de una falsa apariencia, amparándonos en las “modas” del momento, efímeras y
carentes de contenido. Un día a día dominado por un absurdo estrés que a nada
conduce, porque como dicen hoy los más jóvenes: si no estás en Instagram,
Facebook o tik tok, pues no existes. Pues digo yo que algo tendrá el mundo
rural cuando todos volvemos a él, cuando la gente para “desestresarse y desintoxicarse”
eligen el pueblo.
Por eso hoy quiero dar
las gracias a todos los que, cada uno desde sus diferentes responsabilidades,
mantenéis vivos nuestros pueblos, nuestras tradiciones, en definitiva, nuestras
raíces.
Pudiera parecer un
contrasentido tener que razonar para demostrar la importancia de la sociedad
Rural. Porque por muy capitalista que sea nuestro actual sistema, sin el sector
primario nada tendremos, habría que ser muy torpe para no comprender esto. Hagamos
políticas reales que favorezcan a nuestros agricultores y ganaderos, y no
llenemos de una innecesaria y excesiva normativa que asfixie a nuestros
pueblos, al campo y las actividades y costumbres ligadas a él.
Hasta aquí llega mi
reivindicación. Volvamos antes de que la líe.
Cuando escribía este
pregón me asaltaban continuos recuerdos, era como una tormenta de ideas que iba
enlazando unas con otras, intentando construir una hermosa cadena: pasado
presente y futuro, y si en algún momento la memoria me flojeaba allí estaban,
están, mi hermano Adolfo y mi prima Juana Mari, con su paciente marido Fernando,
Albendurrios donde los haya. Pero además de esas vivencias quiero, y creo que
debo, centrarme también en la actualidad, pues oye, tengo que deciros que nuestro pueblo está muy
bien, que se están haciendo las cosas
con sentido sabiendo cuales son las necesidades y como trabajar para poder ir
salvándolas.
A uno que le gusta la
historia, pues se siente orgulloso de ver como ha quedado el archivo municipal,
con documentos de gran valor, y algún otro, que, aunque todavía no tenemos,
esperemos forme parte de estos fondos más pronto que tarde (lo vamos a intentar
conseguir entre todos, querido Alcalde y como decía el antiguo concurso
televisivo: “hasta aquí puedo leer).
Y de las noticias más
importantes ocurridas en los últimos años en nuestro Pueblo, y que hoy me
gustaría resaltar, ha sido la reapertura del Colegio en septiembre del 2020.
Sin jóvenes no hay futuro y sin arraigo el camino se hará tortuoso. Creo que
Albendea ha salvado, no sin dificultad, este reto. Haciendo un símil, es como
retroceder al S. XVI cuando nuestro paisano Juan de Lariz entregó 990.000
maravedíes al criado del Emperador, de nombre Alonso de Baeza, y de esta manera
Albendea pasó a tener su propia jurisdicción civil y criminal.
Pero la vida pasa, tal
vez demasiado deprisa, sin darnos cuenta y sin valorar el regalo que supone
nuestro efímero paso por la tierra. Los recuerdos nostálgicos nos permiten
viajar atrás en el tiempo, porque aferrarse a los recuerdos es no querer perder
las cosas que amas.
Y así yo sigo hoy
todavía visionando mis veranos en Albendea, recordando a Valentín y Purita, a
Mari Tere, a Elvirita y Merce; ellos eran el espejo en el que nos mirábamos,
eran los primos mayores siempre dispuestos a echar una mano a los abuelitos
pues la carga de los nietos era grande.
Sigo acordándome que me
enfadaba tener que ver los partidos de fútbol en una televisión en blanco y
negro, es que había veces que no se distinguían los equipos, sigo visionando
películas en video, sistema 2000, partidas y juegos en el antiguo frontón, pedirme
una mirinda, un helado o una Pepsi en el Bar las Morenas, a 20 pesetas, recuerdo
tanto…
Como olvidar el Renault
5, color naranja, de mi abuelo Adolfo. Por aquel entonces era como el autobús
oficial del Pueblo pues en sus continuas idas a Cuenca y venidas al pueblo,
venía cargado de encargos: medicinas, alimentos, ropa…. Y como no podía ser de
otra manera, por las tardes nos llevaba a Cueva Tomás, que por aquel entonces era
lo más parecido a la Playa de Poniente de Benidorm, así lo percibían nuestras
inocentes retinas. Y entre baño y baño ¿sabéis que nos daban de merendar mis
abuelos? ¡¡Pues queso con membrillo!!
El recuerdo nunca
pasará al olvido pues los primos de mi madre y mi tía: José, Luis, Félix y
Pedro, que hoy me acompañan han sido el perfecto enlace entre generaciones, al
igual que otros como Juan que hoy ya no están entre nosotros.
Albendea os abre sus
puertas de par en par para que todos aquellos que quieran puedan contemplar su
naturaleza, sus tradiciones, su patrimonio… Un término municipal, que gracias a
Dios, ha sido condicionado, modelado, por dos ríos de aguas cristalinas, el
Guadiela y el Escabas, que con su fluir eterno, llenan de vida y prosperidad
toda la comarca además de regalarnos algunas zonas de baño espectaculares, eso
sí, hay que ser valiente para remojarte en sus corrientes de agua fría. Algunos
amigos míos, que están por aquí hoy, pueden atestiguarlo, ¿me equivoco?
La rica historia de
Albendea bien valdría ser recopilada y ordenada. Ya os decía al principio que
no quisiera ir por esta senda, pero sí que me gustaría invitaros a adentraros
en ella pues quedareis gratamente sorprendidos. Bueno, y también pongo a
disposición de este Ayuntamiento el trabajo que mi hijo mayor, Jesús,
estudiante de tercer curso de Humanidades ha realizado analizando sus orígenes
y su evolución, podría haber elegido otra localidad, pero no, eligió Albendea.
¡Qué importante es
inculcar y enseñar a nuestros hijos cuáles son sus orígenes y la importancia de
conservarlos!. Aunque aquí el premio se lo lleva mi hija pequeña, Rut, que,
para su comunión, hace unos años, su amiga Jimena le regalo pasar un fin de
semana en las fiestas de Albendea. ¡Regalazo!!
La arquitectura que
poseemos es de un valor incuestionable, desde el Mausoleo de LLanes a la
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, declarada Bien de Interés Cultural,
con la categoría de Monumento, en el año 1992 por parte del gobierno regional
de Castilla-La Mancha. Y saco aquí a colación estos emplazamientos porque leía,
estos días atrás, con gran preocupación, que peligraba, concretamente, la
conservación del Mausoleo, no podemos consentir el más mínimo deterioro de tan
valioso emplazamiento. Sirva esta breve reseña para poner en alerta y hacer un
llamamiento a las autoridades competentes.
Como veis tenemos un
gran legado que transmitir de la mejor manera posible a las generaciones
venideras, y eso es responsabilidad de todos y cada uno de los que estamos hoy
aquí. Y, es más, lo tenemos que hacer, en primer lugar, por amor y
convencimiento y, en segundo lugar, porque San Antonio, además de ser el Santo
al que hay que rezar para encontrar los objetos perdidos, es el Santo que
protege a los hijos. Bueno, y también es el Santo que vela por los solteros,
pero aquí sí que no me voy a meter que la lío fijo de todas todas….
Venga va, puestos a
desnudar mi corazón, os tengo que confesar, ahora que estamos en familia, que
para preparar este pregón, para ambientarme un poquito, he vuelto a releer un
diario, a modo de memorias, que dejo escrito mi abuelo Adolfo. No voy a
contaros lo que decía, no por nada, no hay nada que ocultar, sino porque de
hacerlo tengo la completa seguridad de que no podría seguir leyendo. Lo que sí
os digo es que supo transmitir extraordinariamente su amor por Albendea, por
sus gentes y por San Antonio. Yo he tenido la suerte de que mi madre, nacida
aquí, que esto no lo puede decir todo el mundo, y mi padre, que, aunque
manchego en sus orígenes, han sabido inculcarme esos valores que ahora yo
intento transmitir a mis hijos.
Y en esta noria
emocional en la que me encuentro ahora mismo, me apetece mencionar a la
Asociación de Jóvenes, con el amigo Juanjo a la cabeza, que llena la cuenta de Instagram de
actividades que tienen un gran efecto dinamizador. No decaigáis en vuestro
empeño, sé que tenéis momentos de bajonazo, yo os comprendo perfectamente, ¡a mí
me lo vais a contar!, pues el trabajo altruista y en favor del bien común es
muchas veces ingrato, así es, por desgracia, la condición humana, ya sea aquí,
en Cuenca o donde queráis.
Venga va, y hablando de
jóvenes, ¡ojo al dato!: una sobrina política, por parte de mi mujer, se ha
echado un novio de Albendea, ¿Dónde estás Cristian? Los caminos no paran de
encontrarse.
También os digo, para
los que no manejéis las redes sociales, que tenemos un noticiario de Albendea
que corre por whatssap que no veas. Una gran iniciativa que consigue
mantenernos al día de todo cuanto acontece. Sigue así Matea, alma mater de esta
publicación.
Y puestos a animar vaya
también mi aliento para la Asociación de Jubilados y Pensionistas, y al grupo
de danzas, no nos privamos de nada.
Todas estas corrientes,
que pudieran parecer diferentes, comparten y persiguen poner en valor nuestro
pueblo, algo digno de elogio que merece la complicidad de todos nosotros.
Bueno, queridos
paisanos, la vida no sólo debe vivirse, debe celebrarse.
Vivamos estos días con
la intensidad y alegría que merecen. Pocas fiestas invitan al reencuentro como
estas. Reencuentro familiar o, simplemente, el volver a disfrutar de la
compañía de los amigos siendo la perfecta excusa para desconectarnos de la
rutina diaria, dejar aparcadas las preocupaciones y compartir comidas, bailes,
risas….
Al fin y al cabo, la
vida está hecha de pequeños detalles que le dan sentido. Por eso es importante
que valoremos que un año más estamos aquí, que tenemos por delante el regalo de
poder compartir las fiestas patronales de este año 2024.
Nuestra entrañable
plaza del Olmillo espera ansiosa volver a verse llena de peñistas, vecinos y
visitantes que disfrutaran de la verbena hasta bien entrada la noche, o en
algún caso, recién llegada la mañana (esto para los más valientes). Toda
Albendea volverá a latir como un único corazón, volviendo a ser ejemplo de
grandes anfitriones, excelentes personas y animosos fiesteros, eso sí, y espero
que me hagáis caso, hacerlo con conocimiento, respeto y en paz.
Nuestro Patrón, San
Antonio de Padua, doctor de la Iglesia Católica decía: “las acciones hablan más
que las palabras; deja que tus palabras enseñen y tus acciones hablen”.
Pues eso, habitantes de
la Villa de Albendea, mirad hacía atrás y sentiros orgullosos de todo lo que
habéis logrado, pero ahora, desde hoy mismo, os toca mirar adelante y comenzar
a crear el brillante futuro que tanto merecéis.
Yo os quiero desear que
disfrutéis de las fiestas y convirtamos estos pequeños momentos en
extraordinarios.
Es momento de poner ya
fin a este pregón; Pregón que ya no es mío, es vuestro.
Os agradezco a todos
que hayáis venido a escuchar; teneros aquí, a mi lado, ha sido el mejor regalo
que podríais haberme hecho. Mi intención ha sido que en mis palabras y
vivencias os podáis hallar visto reflejados en alguna de ellas, si lo he
conseguido me doy por satisfecho, pero sobre todo lo que he querido es que el
orgullo de pertenencia a Albendea estuviese por encima de todo.
¡Ojala que San Antonio
sea nuestra guía durante todos los días del año y nos proteja a todos nosotros
y a nuestras familias!!
Termino: No hay
palabras suficientes cuando la gratitud es tan grande que lo
desborda todo. Quizá por eso lo mejor sea gritar todos juntos:
¡VIVA SAN ANTONIO! ¡VIVA
ALBENDEA!
¡VIVA ESPAÑA!
¡¡Mil gracias
Albendurrios!! REPORTAJE GRÁFICO DE LAS FIESTAS:


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